En la construcción de esta exageración se han destacado nítidamente un soberbio Roy Espinoza...
Don Alfonso, encarnado por Roy Espinoza, un filósofo amigo, apuesta cien cequíes a que en un solo día puede probar que las dos enamoradas (como todas las mujeres) pueden ser desleales. La apuesta es aceptada: los dos oficiales fingirán que son llamados a la guerra.