En septiembre, mes de la Patria, la OSY honra el talento de los compositores mexicanos de renombre: al ilustre violinista yucateco Daniel Ayala; al actor y autor de “Amorcito corazón”, Manuel Esperón; al jalisciense Blas Galindo, y al promotor de danzones con claves, timbales y orquesta, Arturo Márquez, sin faltar el gran cierre apoteósico que representa la obra maestra “Huapango” de Moncayo.
La sinfónica rememora a uno de los más insignes compositores yucatecos, Daniel Ayala (1906-1975), de quien interpretará “Tribu” (1934), obra basada inspirada en la cultura maya, que fue estrenada por el maestro Carlos Chávez el 18 de octubre de 1935 en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.
La OSY rememora el legado de Manuel Esperón, compositor, músico y actor mexicano de la Época de Oro del Cine Mexicano. En la mayoría países de habla hispana se conocen sus canciones Amorcito corazón, Flor de azalea, Ay Jalisco, No Te Rajes, No volveré y la obra orquestal Suite México.
En marzo de 2008, con motivo de un homenaje al compositor Manuel Esperón en el Teatro de la Ciudad de la capital mexicana, la Filarmónica de la Ciudad de México interpretó, bajo la batuta de José Areán, la Suite México 1910, con la cual el autor hizo un recorrido sinfónico por diversas etapas de la música popular mexicana.
Suite México 1910 es un collage o popurrí de temas mexicanos que incluye balada romántica, un pasaje militar, piezas bailables, corridos revolucionarios y música de salón. La virtud principal de la obra es su eficaz orquestación, notable desde que la armónica y la guitarra inician la pieza, secundados en seguida por el violín y el arpa.
La obra de Blas Galindo es una reescritura de su obra anterior “Sones Mariachi” para pequeña orquesta, estrenada en 1940 con motivo de la exposición “20 Siglos de Arte Mexicano” presentada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York para el programa de música mexicana que dirigió el reconocido conductor y compositor Carlos Chávez.
Sones de Mariachi evoca los temas populares que tocan ese tipo de conjuntos instrumentales que identifican a la música mexicana, entre ellos, las tres piezas: Son de la Negra, El zopilote y Los cuatro reales.
Mariachitlán es un homenaje orquestal a Jalisco, la tierra del mariachi. Los instrumentos típicos del género como la trompeta, el arpa y el violín son protagonistas en la obra, mientras los contrabajos suenan como guitarrones y las cuerdas emulan los rasgueos de las vihuelas.
“Mariachitlán de Juan Pablo Contreras es considerada el Huapango del siglo XXI”: Placido Domingo. “Es una obra tan lúcida, tan llena de color”: Arturo Márquez
De los ocho danzones que compuso para orquesta el autor sonorense Arturo Márquez, el segundo ha logrado darle vitalidad al género y situar el ritmo y las cadencias de la melodía en la memoria y el corazón de las nuevas generaciones.
El Danzón No. 2 del sonorense Arturo Márquez (1950 es señalada como la segunda obra mexicana de concierto más conocida en el país después de Huapango de Moncayo. A ritmo de claves y timbales, el autor le dio al género un sonido orquestal que ha trascendido en el tiempo.
Difícilmente hay algún mexicano incapaz de sentirse orgulloso del suelo donde nació, de presumir la grandeza de nuestra patria y refrendar con alegría su identidad nacional cuando escucha las notas, ritmos de los sones y el final de antología de Huapango de Moncayo.
La magna obra de Moncayo, basada en los ritmos tradicionales del huapango, principalmente veracruzanos, de piezas como El siquisirí, El Balajú y El gavilancillo, está fuertemente asociada a la producción cultural, al sentimiento nacionalista y a la identidad de México.
“Huapango” fue estrenado el 15 de agosto de 1941 en el Palacio de Bellas Artes, con la Orquesta Sinfónica de México dirigida por Carlos Chávez, y es hoy representativo de las fiestas patrias como el segundo himno nacional mexicano.
