Hasta sus viajes a Londres en la década de 1790, Franz Joseph Haydn apenas se había movido del castillo de Eszterháza, donde trabajaba para la familia Esterházy. Sin embargo, sus obras se habían difundido por toda Europa y era el compositor más famoso de su tiempo.
En la capital británica fue recibido con grandes honores y su éxito fue absoluto. Allí estrenó sus últimas sinfonías, pero también descubrió la música de un viejo músico venerado por los londinenses y que se interpretaba vivamente, a pesar de ser un autor del pasado.
Fascinado por la audición de El Mesías de Georg Friedrich Händel, Haydn inició la composición de La creación sobre un libreto del barón Gottfried van Swieten, un noble influyente, mecenas de artistas como Mozart y el propio Haydn, y buen conocedor de la música del Barroco. El oratorio se estrenó con un éxito aún mayor que el obtenido en Londres y, de nuevo, la música de Haydn se diseminó rápidamente por todo el continente.
